Blogia

En primera persona

Censura

Hoy voy a hablar de censura e imbecilidad humana, que me viene al pelo.

Guillermo Quintana, profesor de la Universidad Complutense de Madrid. A este hombre le dio por escribir un libro llamado La psicología de la personalidad y sus trastornos ¡Maldita la hora! En su manual explica cómo formar una familia y educar correctamente a los hijos; claro que... negros, asiáticos, hombres, mujeres y progres forman familias -o algo parecido- y les pone a caldo. Sois unos acomplejados, y punto.

Que si los negros son inferiores a los blancos, primitivos en su mentalidad y costumbres, lentos y menos inteligentes; que los moros son violentos; los asiáticos falsificadores.... Quintana ¿cómo se te ocurre? Claro… tanto leer a Berrier, Linneo, Henri de Boulainvilliers, Gobineau, Chamberlain, Vacher de Lapouge o Günther te ha hecho delirar. Todos somos iguales… basta ver cómo se han desarrollado las diferentes razas y cómo han adaptado el medio.

Luego le da por decir que los progres son inconsistentes, puso a parir a Felipe González y a Pujol y sendas paranoias. Claro… que también se mete con los españoles ¡oiga! ¿De qué va usted? Que como la gente se ‘desaletargue’ estos progres no vuelven a ganar unas elecciones ni a la de tres.  Define al hombre masa de este modo: “El hombre masa ni siquiera merece la consideración de individuo. Sólo desde el hombre masa es concebible el hecho de que más de nueve millones de españoles acaben de dar su voto a un partido político, el socialista, que, desde arriba, desde sus máximos representantes, se encuentra enfangado en delitos innumerables de corrupción, depravaciones, escándalos, violaciones de los derechos, chantajes, embustes, cohechos, sobornos, crímenes de estado, indiferencia ante el terrorismo y el paro, mentira, enriquecimiento personal a costa de los ciudadanos, falsedad y prevaricación”. Bien, este suceso es de 1997 (sí, me gustan las noticias caducadas ¿Qué pasa?) pero el panorama no es que no haya cambiado, es que ha ido a peor.

Por otra parte, las mujeres salen (o salimos) igualmente mal paradas por muy blancas que seamos. Somos, según él, coquetas, emocionalmente inestables, propensas al neuroticismo, frágiles, anteponemos el sentimiento a la razón, etc. Teresa Viejo dijo lo mismo en un ‘manual de uso de los hombres’ y miles de mujeres saliendo corriendo a asegurarse un ejemplar. ¿No será lo mismo que lo diga un hombre o una mujer? Pues parece que no. Al Instituto de la mujer no le sentaron nada bien estas categorizaciones y le tacharon de inconstitucional ¡Flipa! Claro, que el Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid las respaldó (Camioneras al camión). Y la dichosa Aguirre no se quedó atrás ¡eh! Que ya le colgaba la etiquetita de ‘presunto delito’ por ser racista, xenófobo y misógino. Y eso que Quintana es pepero. Por otra parte, a sus alumnas (de edades comprendidas, en su mayoría, entre los 18 y los 23 años) ya no les gustaban ni las clases porque las llamaba “niñas” o “niñitas”. Claro, podía ser vuestro abuelo y no os veía como super-maduras-de-la-muerte-jo-tía-como-molas. Es curioso, llamas niña a una mujer de 30 años y la haces feliz; llamas niña a una niña ¡Y monta en cólera!

[Nota personal: no hacer nada sobre psicología diferencial ¡Me fulminarían!]

Eso sí… cierta profe-progre dice en sus clases de derecho de la misma universidad que deberían absolver a las mujeres que mataran a sus maridos y encima la aplauden. ¡Ups! Ahora hay algo que no entiendo (perdóname Quintana, soy mujer). Si esta tipa defiende la  violencia y Quintana decía que “la violencia se resuelve con violencia” ¿Por qué no inhabilitaron también a la petarda esta?

No mejor suerte corrió Francisco Esteve, profesor de instituto en Madrid, porque era otro racista ¡Joder, es una plaga! ¿Sabes qué decía? Que había evidencias científicas que confirmaban que los negros eran menos inteligentes que los blancos porque tienen un CI 20 puntos por debajo y que esto casi les convierte en subonrmales. Vamos que podemos tirar por tierra los estudios de, por citar a algunos, Audrey M. Shuey, Lemos, Henry Garrett.

Por no hablar de la actual censura de los mass media: la “falta de información”, el control y manipulación que sufren las noticias por parte de las autoridades competentes. Juanca ¿las sacamos a la luz?

Pues hasta aquí las ‘autoridades’ han podido seguir controlando lo que leen las masas (Que raro que no guillotinaran a Johannes Gutenberg) pero ahora que Internet existe y ha crecido como la espuma ¿Qué? Pues a cerrar blogs y páginas webs:

-       Revuelta y Disidencia

-       Resistencia Aria

-       Diversas páginas que criticaban abiertamente a ZP (Hasta los huevos, por ejemplo)

-       Otras que criticaban el nacionalismo catalán (Boicot ya, Catalanes no gracias, etc.)

-       ¡Y mi blog anterior! ¿Pero no necesitan una orden judicial? Desapareció, sin más… acceso restringido, entradas bloqueadas. Pero en breve esas entradas (peores o mejores, no me compete a mí hacer una valoración) volverán a ver la luz… Tú me censuras, pero yo tengo un amigo que no es hacker ¡Es el Dios de la Informática! Jó-de-te.

 

De mudanza

He encendido el ordenador, he ido a www.no-voy-a-hacerles-publicidad.com, he puesto mi dirección y mi contraseña, me ha redirigido a mi perfil ¡Qué extraño! He pensado. He intentado acceder a mis entradas/posts anteriores ¡ups! no me deja. ¡Me han censurado! Serán hijos de p***.

Pues aquí estoy de nuevo, para decir lo que me dé la gana. Si tengo que hacer la mudanza mensualmente, la haré. Soy incansable.

Erinia... ¿Quiénes eran las Erinias?

Según la mitología griega, las Erinias son originariamente las conservadoras del orden natural y los derechos de la familia. Son las Diosas de la Venganza. Son justas pero no tienen piedad. Atormentaban a los malechores hasta volverlos locos o les torturaban condenados a ello hasta el fin de sus días. En la mitología romana son conocidas como Furias.

Si quieres saber más, te buscas la vida. Es una breve introducción que me sirve para explicar por qué he cambiado de nombre.

Así que aquí estoy de nuevo para manifestar MI OPINIÓN sobre lo que me venga en gana y de paso dar por saco (atormentar) a aquellos a los que no le gusta lo que digo (mortales faltos de moral, criminales, malechores).